Europa ha invitado a EE. UU. a trabajar en una agenda para un cambio global sobre cuatro asuntos con crecientes desafíos: la salud, el medio ambiente, el comercio y la tecnología, y la gobernanza política. Sin embargo, no se mencionan los mecanismos para su puesta en marcha. Altruismo y contener a China no bastan.
El análisis de las políticas de cambio climático va ganando relevancia en el debate público, en consonancia con la mayor conciencia social, y cada vez se refleja más en propuestas concretas de definición de la política económica.
La Comisión Europea ha presentado en la COP 25 Chile de Madrid un conjunto de iniciativas para que en 2050 Europa deje de contribuir al aumento del carbono en la atmósfera y por lo tanto ayude a mitigar el cambio climático.
Estamos asistiendo a un aumento de la concienciación social sobre la sostenibilidad medioambiental y sus consecuencias. Es una tendencia que viene de lejos, pero que poco a poco ha ido ganando presencia ante la opinión pública.
La Cumbre de Naciones Unidas y la Semana del Clima de Nueva York, la pasada semana, han servido, entre otras cosas, para evidenciar el consenso generalizado sobre que el impacto del calentamiento global y la transición hacia una economía baja en carbono pueden implicar riesgos significativos para la estabilidad financiera.
El resultado de la reunión del G20 en Osaka el último fin de semana de junio se puede valorar como positivo, es un volver a empezar tras el fracaso de anteriores reuniones multilaterales, con más detalles y énfasis en asuntos ya tratados anteriormente, y añadiendo algunos nuevos.
El cambio climático como consecuencia de la actividad humana es un hecho, y también lo es su impacto en la economía y en el sistema financiero. En este último ámbito se ha evolucionado desde una perspectiva reputacional hasta el análisis sobre cómo gestionar los riesgos físicos y de transición.
Las cuatro ces del G20 de Hamburgo: coordinación, cooperación y cambio climático
Los días 7 y 8 de julio tuvo lugar la Cumbre Anual del G20 presidida por Alemania. No hubo mensajes inesperados, aunque es destacable la vehemencia puesta en que la coordinación y la cooperación internacional son claves para mejorar el crecimiento económico y el bienestar social.