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Aunque en línea con nuestras expectativas en cuanto a dirección, los ajustes del SEP (mayor inflación, menor crecimiento y una tasa de desempleo ligeramente más alta) no fueron suficientes para modificar la proyección mediana de la tasa de fondos federales para finales de 2025, que se mantiene en 3.9% (dos recortes).

A pesar de las tensiones comerciales, los términos de intercambio en niveles máximos, la confianza empresarial que sigue dando soporte, y el inicio de construcción de nuevas minas apuntan a que este año la economía peruana crecerá 3,1%. En 2026 crecerá algo menos, en torno a 2,7%, debido a la mayor incertidumbre electoral.

En los últimos meses, el principal rasgo del panorama económico global ha sido el aumento de la incertidumbre. La errática política arancelaria de la administración americana y la falta de precedentes de choques proteccionistas recientes hacen que la lectura del panorama económico se haya vuelto complicada.

En su reunión de junio, el Directorio del Banco Central decidió mantener la tasa de referencia en 4,50%. La posición de política monetaria, entendida como la tasa de referencia real ex-ante, se mantiene alrededor de la neutral.

La inflación en Colombia a mayo de 2025 se situó en 5,05% anual, su mínimo en 43 meses, con una variación mensual de 0,32%. Esta moderación se explicó por la canasta sin alimentos, impulsada por servicios, regulados y corrige el repunte de abril, abriendo la puerta a una rebaja gradual de tasas por el Banco de la República.

La reunión del BCE de la pasada semana era más interesante por las señales que podía dejar de sus próximos movimientos que por la decisión tomada, un recorte de 25 puntos básicos en los principales tipos de referencia ampliamente descontada por analistas y mercados.

En el periodo post-pandemia, con el repunte inflacionario y el mayor nivel de deuda global, se abre el debate sobre el nivel y tendencia de la tasa de interés neutral (r*), este trabajo aborda la pregunta para unos países seleccionados de Latinoamérica.

Un desarrollo notable en las últimas semanas ha sido el aumento en el rendimiento a 30 años, probablemente impulsado por mayores preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal de EE. UU. y por la exigencia del mercado de una mayor compensación por asumir más riesgos.